“Didáctica con Sentido: Más Allá de Instruir”
La
didáctica, históricamente vinculada a la instrucción, ha evolucionado hacia un
enfoque más profundo que prioriza la comprensión del mundo y el desarrollo
integral del estudiante. Francisco Imbernón nos invita a repensar el papel del
docente como artista, investigador y guía, que transforma el aula en un
espacio de interacción crítica.
Hoy,
enseñar no es repetir fórmulas ni cumplir planes rígidos. Es observar, sentir,
adaptarse y crear. Es combinar saberes teóricos con habilidades prácticas para
lograr una intervención educativa significativa, ética y contextualizada. El
docente moderno no solo transmite información, sino que genera procesos
reflexivos, sociales y afectivos.
En este
sentido, la didáctica se convierte en una disciplina práxica, que
requiere teoría sólida para no caer en la rutina vacía. Reflexionar sobre la
praxis nos permite mejorarla. Comprender cómo aprenden nuestros estudiantes y
qué elementos influyen en ese proceso, nos ayuda a construir mejores
estrategias y a impulsar un aprendizaje más profundo.
Además,
la didáctica debe incorporar aportes de la psicología, la biología, la
sociología, la neurociencia y la filosofía, reconociendo la complejidad del
acto de enseñar. Solo así podremos diseñar métodos pertinentes que respondan no
solo al qué enseñar, sino sobre todo al cómo y para qué enseñar.
Finalmente, entender la educación como fenómeno ideológico y social, nos obliga a actuar con conciencia crítica. Enseñar es también un acto político, que define el tipo de sociedad que construimos. Desde esta mirada, la didáctica se convierte en una herramienta para el cambio social, la justicia y la emancipación.
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